Argentina, debate ingreso de mamíferos grandes a naturaleza. Debate público en Argentina está tan degradado que la cuestión es si la introducción de mamíferos grandes beneficiará a los ecosistemas.
Argentina mamíferos grandes
En abril, un grupo de más de 100 científicos en Argentina publicó un artículo sobre los posibles peligros de reintroducir el tipo equivocado de animales en el tipo equivocado de lugares Se referían a la introducción de mamiferos grandes.
La Fundación Rewilding Argentina (FRA) consideró que el artículo los acusaba de xenofobia y envió una carta legal a los autores, acusándolos de difamación, un delito penal que podría costarles sus puestos en el gobierno.
Uno de los científicos que se sintió amenazado fue Alejandro Valenzuela de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego. Dijo que “los proyectos de reconstrucción podrían tener algunos beneficios climáticos menores, ya que los ecosistemas saludables retienen más carbono”.
«Pero», dijo, «tienen que hacerse correctamente y ser examinados de forma adecuada y libre».
Aunque es independiente y tiene su sede en Argentina, la FRA tiene fuertes vínculos con una organización benéfica conservacionista creada por los multimillonarios estadounidenses Douglas y Kris Tompkins, que ganaron dinero con la marca North Face de ropa para el frío.
Los financiadores de la FRA incluyen empresas como Rolex, Toyota y Patagonia, otras organizaciones benéficas como Turtle Conservancy y Parrot Wildlife Foundation y varias personas adineradas.
Acusaciones
La batalla se ha desarrollado principalmente en las páginas normalmente tranquilas de una revista académica llamada Neo-Tropical Mastozoology.
El año pasado, un biólogo argentino llamado Mario Di Bitetti y dos colegas de la Universidad de Aarhus en Dinamarca publicaron un artículo crítico con los científicos latinoamericanos.
«Hasta ahora, la comunidad científica latinoamericana se ha opuesto en general a la presencia de mamíferos percibidos como exóticos en entornos naturales, sin siquiera considerar sus efectos», dijeron.
“Ha dominado una concepción xenófoba y nacionalista, lo que ha producido una demonización de lo exótico”, añadieron.
En abril de 2023, más de 100 científicos argentinos respondieron en la misma revista. Argumentaron que la reintroducción de animales no debería ser un objetivo en sí mismo sino una forma de restaurar los ecosistemas.
Animales
Advirtieron que los grandes animales que se alimentan de pasto pueden destruir los pastizales y que la introducción de animales en pequeñas cantidades puede llevar a la endogamia, lo que produce crías débiles e infértiles que tienen menos probabilidades de sobrevivir.
Sin embargo, lo que más enfureció a la FRA fue una sección que decía que “algunos proyectos de reconstrucción desarrollados en Argentina proponen una interacción única con los habitantes locales, principalmente a través de proyectos turísticos, fabricación de artesanías y/o atención a los visitantes”.
Luego preguntó: “¿Es xenófobo intentar controlar las especies introducidas… o es xenófobo ignorar nuestra realidad multicultural, imponiendo la agenda empresarial a las poblaciones humanas nativas de Estados Unidos?”
La FRA tomó esto como una crítica apenas velada hacia ellos y reaccionó con enojo. Enviaron una carta legal, vista por Climate Home, a uno de los autores más destacados del artículo: el director del Museo de Historia Natural de Buenos Aires, Pablo Teta.
La carta dice que la xenofobia es un delito penal y que “no tolerarán” que se les acuse de ello.
Delitos
Acusan a Teta y sus compañeros autores del delito penal de calumnia y exigen que se retracte “en el mismo medio en que se derramó la calumnia, bajo advertencia de iniciar acciones judiciales”.
La carta finaliza diciendo: “Cabe aclarar que el Código Penal prevé la pena accesoria de inhabilitación cuando los autores de la calumnia sean funcionarios públicos”. Como muchos de sus colegas autores, Teta es un funcionario público.
La editora de la revista Isabel E Gómez Villafañe rechazó su solicitud de retractación pública. Dijo que la FRA no había sido mencionada directamente en ninguna parte del artículo y que había sido invitada repetidamente a responder y no había aceptado la oferta.
Valenzuela dijo que se había sentido decepcionado porque “lo que podría haber sido un rico debate académico se convirtió en una posible disputa judicial”.
Y añadió: “En mi propio país me sentí intimidado y amenazado por la censura de esta ONG que trabaja con financiación internacional”.
En un comunicado, la FRA negó que esta carta fuera una forma de intimidación o una amenaza a la libertad.