Argentina, la película El Jockey de Luis Ortega. Nacida para ganar, la película seleccionada en Argentina para el Oscar 2025 es El Jockey, de Luis Ortega, obra cumbre en su carrera.
Argentina película El Jockey
Por Mauricio Runno
La Argentina importante sigue en manos de artistas y deportistas: ahí guarda la reserva de su conciencia como país. La película El Jockey de Luis Ortega no hace más que confirmarlo y se inscribe dentro de las muchas y variadas muestras del talento que anida en los apasionados creadores de este confín del planeta.
En cada rubro que hace al detrás de una película, a su armado, sus posibilidades, El Jockey es un seleccionado internacional. Las partes de un todo que funciona hasta en el mínimo detalle.
Dos nombres rutilantes y gravitantes, a su modo, descollan ineludibles. El de Benicio del Toro, como productor ejecutivo. Y de otro que particularmente ofrece un trabajo notable al servicio del ya capitán de navío global Luis Ortega. Me refiero al director de fotografía finlandés Timo Salminen.
Para el director de la película, su arribo al proyecto fue clave: «Timo es el mejor director de fotografía del mundo. Trabajó en todas las películas de Aki Kaurismäki, y me encanta lo que hacen. Es imposible separarlos. Me gusta cuando la gente forma equipo de esa manera. Es un artista. Además, saluda al llegar al plató, hace su trabajo, y al terminar simplemente se despide. Eso me encanta».
Cine argentino
Para quienes hayan seguido el trabajo audiovisual de Ortega pueden sentirse, ante El Jockey que están acariciando el vapor del cielo con las manos. Se trata de la gran síntesis artística del director de Argentina, que, llegado este punto, va por más que la gloria en el pago chico. Este largometraje lo pone en otra órbita. Demasiado para perder y lo mismo al otro lado de la moneda.
Esta película es una obra de arte, incluso para aquellos a los que puede no gustarles este relato enrevesado, delirante, onírico, a veces absurdo, a veces surrealista, también dramático en transición a la comedia negra. Y al revés. No responde a un género y tributa a varios de ellos. No es de este tiempo, pero podría serlo, incluso también un drive del futuro o una volea que devuelve el pasado. Es como una canción de Spinetta. O lo que escojan de Astor Piazzolla.
Y aquí, creo, anida la enorme personalidad de la película de Argentina: evade clasificaciones, con la fuerza de un poema de Brodsky y el sesgo universal inherente a los clásicos. Probablemente El Jockey envejezca como los grandes vinos. Enorme mérito. Flota alrededor una sofisticación inesperada y contundente entre los paisajes de la geografía humana, escénica y narrativa.
Si hay que decir cuál es la idea central que ha conseguido desparramar este ejercicio de talento y experimentación en dosis complementarias, valga avispar sobre la mínimo. El Jockey es una historia de amor. Simple, fácil.
Casi nunca se transmite una historia de amor con esta elocuencia visual o es poco frecuente, mejor decir.
Los rubros, las secciones, las áreas de la maquinaria que dispone el cine contemporáneo en esta película de Luis Ortega son exactos, precisos, profundos y geniales. Quizá en el último tramo caiga la intensidad dramática por cierto manierismo pero tampoco surge como problema. Encaja hasta lo que desencaja.
El Jockey crisis
Al ver los primeros 5 minutos susurré que esto que sucedía en la pantalla era algo totalmente distinto. Como previa solamente había visto dos avances muy cortos (el primero una coreografía con música de Virus) y evité cualquier otra información.
Hace rato no tenía una experiencia tan inquietante con productos culturales o como se llame esta cuestión. La crisis en Argentina nos está brindando una calidad espantosa en muchas manifestaciones de esta clase. Y eso me gustó en El Jockey: salir de la mediocridad general, del vértigo juvenil de los que hacen y piensan como si tuvieran 350 años cuando apenas andan por la veintena, entretenerse con otras estéticas.
Cuando terminó la película y salía cantando el clásico de Nino Bravo como telón de fondo (la música de esta película es uno de los puntos altos, en concordancia con los actores y la fotografía) pensaba: en el medio de la crisis argentina permanente surgen estas islas creativas, estos puertos de los cuales salir.
Luis Ortega es el capitán de flota del momento.