Argentina, vastas zonas del delta del Paraná en llamas. Hace más de dos años, potreros y pantanos alrededor de Rosario, en Argentina, están en llamas por la sequía y por negocios poco claros.
Argentina Paraná llamas
«Ya no podemos respirar», es una de las frases más repetidas en los alrededores del delta del Paraná, cerca de la ciudad de Rosario. Esta zona de Argentina vive invadida por un humo gris, denso y punzante y una lluvia de ceniza, consecuencia de varias incendios que desde hace semanas afectan la vida de esta parte del país.
Estos incendios recurrentes consumieron en dos años y medio una superficie de 853.000 hectáreas, el equivalente a cuarenta y dos veces la ciudad de Buenos Aires. Afectan el aire que respiran 1 millón de personas en los alrededores de Rosario, la tercera ciudad más grande del país. Por no hablar del daño irreversible al ecosistema y la puesta en peligro de la capacidad natural de esta zona pantanosa para atenuar el cambio climático.
Sergio Federovisky, Secretario de Estado del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Argentina, explica: “Estamos en una situación de gran adversidad climática: sequía persistente desde hace cuatro años y caída de los niveles de agua en el río Paraná, que genera una colosal acumulación de vegetación seca. A esto se suma la acción delictiva de los cazadores furtivos y de quienes utilizan el fuego para limpiar sus campos cuando está prohibido. Así como a quienes buscan hacer retroceder la frontera agrícola, quemando terrenos que hasta hace poco tiempo estaban bajo el agua”.
Campos
La quema para limpiar los campos siempre ha sido practicada por los agricultores del delta, pero lo hacían de manera artesanal, en pequeñas áreas controladas. Nunca en esta escala.
César Massi, naturalista y referente de la Red Nacional de Humedales, señala con el dedo a los grandes agricultores. “En dos años, hemos quemado casi por completo tres de los cuatro humedales más importantes del país, […] y cada vez para criar ganado o sembrar soja. Sin mencionar, especialmente cerca de las ciudades, la presión del sector inmobiliario para apropiarse de tierras en el delta, a menudo tierras gravadas”.
Sorprendido, afirma que “es increíble la falta de reacción de las autoridades ante mecánicas tan repetitivas. No hay patrullas preventivas y, una vez que se inicia el incendio, nadie lo detiene”.
Activistas ambientales reclaman desde hace años una ley de protección de estos humedales con el respaldo de movilizaciones populares, sin éxito. Los magros presupuestos vinculados a la ecología, la falta de coordinación entre las jurisdicciones de una Argentina federal y el desinterés de las autoridades por la preservación del medio ambiente en general tienen un resultado visible y olfativo: desde 2020, los incendios del delta del Paraná son parte de la vida cotidiana de los argentinos.