Chile, Benjamín Nast se «estresa» en Mendoza antes de Chilevisión. El lunes Benjamín Nast regresa a Chilevisión aunque el chef antes se luce en Abrasado Mendoza consolidando su rol en gastronomía de Chile.
Chile Benjamín Nast Chilevisión
Por Mauricio Runno
Es un gran momento para el sibarita de Chile Benjamín Nast que el lunes regresa a la pantalla de Chilevisión como jurado buena onda pero estricto de Top Chef VIP.
Su fugaz cruce hacia Mendoza en la previa de la segunda temporada de Benjamín Nast en Chilevisión resultó más que brillante dentro del ciclo gastronómico en Abrasado. Allí reafirmó el jueves por la noche lo que cada vez es menos un secreto: el chef de Chile es hoy uno de los cinco nombres emergentes de la cocina latinoamericana.
Y como a casi todo en su vida, este merecimiento de Benjamín Nast le ha llegado entre las olas del azar, la galera de mago que a veces es la curiosidad y el instinto estresado, que suele sacar lo mejor de sus capacidades.
Sabemos de Benja que quiso ser ingeniero y por suerte fracasó: Gastronomía 1, Ingeniería 0. Justo resultado.
Sabemos que Benja en esa edad confusa de los 20 tocaba la guitarra y no mucho más y que así llegó a Munich para descubrir algo que lo motivara mientras afuera habían dos metros de nieve y el joven chileno (pero nacido en Alemania, nada más chileno que esta paradoja). El flamante hogar en Alemana ayudaba y a veces no tanto: era una habitación dentro de un enorme complejo de tratamiento psiquiátrico. A los 20 años cualquier persona lo resiste.
Sabemos que había vendido su guitarra en Chile pero la maldita suerte del errante hizo que en Munich encontrara una nueva, en la calle, abandonada y a la deriva, peor que él. Por suerte el resultado también fue justo: Gastronomía 1, Música 0.
Dicen algunos habitués de su restaurante Demencia entre susurros que el chef de Chilevisión es mejor bailando.
Benjamín Nast Abrasado Mendoza
Matías Gutiérrez es el Chef Ejecutivo de Abrasado, el restaurante de Bodega Los Toneles de Mendoza. Es además del hombre que regentea el sabor de todo allí, mentor de un ciclo mensual de gastronomía que ha sabido reunir variedad y calidad con el aporte de chefs invitados geniales.
Así llegó desde Santiago de Chile Benjamín Nast. Y como todos los que han pasado por la histórica bodega de Argentina se unió al registro de aportantes de momentos vibrantes para los sibaritas que hasta allí se agolpan en busca de placeres relegados, a veces olvidados, otros, recién descubiertos.
Podría decir aquello que escribió Nicanor Parra en su poema Epitafio, creo, si todavía recuerdo bien lo que recuerdo:
«Ni muy listo ni tonto de remate / Fui lo que fui: una mezcla / De vinagre y de aceite de comer / ¡Un embutido de ángel y bestia!».
La propuesta de Matías y el comando de Benjamín es una aleación entre ellos, como una secreta confesión y una lección que solamente ambos saben de qué se trató. Los que estuvimos a su merced, aprobamos y probamos. Y nos fue más que bien, mejor de lo habitual, y por momentos en una alta nube lejos de las guerras, los atentados, el politicaje menor, las crisis y la sencillez del conjunto.
La cocina de Benjamín Nast es microscópica, de detalles, con sutilezas sin alarde. sofisticada de tanta simpleza y lógica audaz. Su estilo esconde poco pero bueno, se abre al escudriñaje para el curioso e impacta en el paladar conservador para no alterar mucho a nadie (aunque altera).
Lo que para otros es presión para Benja es estrés del bueno. Le gusta desafiarse como norma, salir de su zona de confort. Alli aparece su versión más alucinante como chef: nadando en aguas abiertas sin saber demasiado del informe climático. Tal vez hasta sea el propio pescador de los mariscos que ofrece en su reciente proyecto gastronómico «De Caleta».
Benja jamás pensó en la gastronomía. Pensaba que ése don era de su madre, de su familia. Pero cuando estaba viviendo en el loquero, alemán por si fuera poco, ese joven necesitaba alimentarse. Una situación difícil para alguien que solamente sabía comer muy bien.
Iba a los mercados y sabía poco sobre lo que compraba. Era un Kafka en un shopping. Cuando llegaba al «loquero» mezclaba todo eso como mejor podía. Prueba y error. Más error que prueba, al principio. Pero no se desanimaba. O sea: más desanimado no podía estar.
Tuvo la suerte que en aquel 2006 Alemania organizó la Copa del Mundo. Munich era una de las sedes. Y un boliviano que tambien vivía allí, y que quizá si le hubieran dado más tiempo podría haber inventado la rueda, cambió el curso de la vida de un chileno confuso a los 20 años.
El boliviano en cuestión le permitió al joven Nast desarrollar el habla, Sí, hablar. Una necesidad que debería ser un derecho humano consagrado por las Naciones Unidas. Y Nast hablaba y abrazaba al hermano boliviano como su conexión con el planeta Tierra.
Éste lo relacionó con un austríaco del rubro gastronómico. Y el joven Nast que buscaba empleo desde su arribo comenzó a trabajar en un carpita de comida y bebida (más ésta que la primera), aledaña al Fan Fest de la FIFA en Munich.
Algún día Netflix contará mejor esta historia.
Menú
Este fue el plan propuesto por el chef de Chile, atractivo y sexy para una noche de primavera.
SNACK: Alcauciles fritos/Salsa de trufas/gel de pomelo/Limones encurtidos /Huevo 63°/Polvo de panceta/Pikles.
(Benja ingresa al ruedo con manierismo, gracia, paladar fresco aunque anticipando el futuro).
ENTRADA: Taquito de trucha/Palta.
(Sello Nast hasta la médula: suave, exótico y escenográfico)
PRE PRINCIPAL: Anchoas/Salsa Verde/Acelga.
(Culinaria de alta precisión, sabores con gran personalidad, incluso complementándose. Presentación impactante, minimal El Bulli. O como canta Catupecu: «Salgo mucho, a veces vuelvo». Un paso de ensueño, listo para el próximo servilleteo).
PRINCIPAL: Costilla de res/Demi glacé/boniato/Miel de Gouchujang.
(«Reiventarse no, adaptarse sí», dice el chef de Chilevisión. Y en este paso lo demostró. La carne roja nunca defrauda y menos en Abrasado. La miel coreana hizo lo suyo. Y el boniato abrió una clase concisa y técnica del colega anfitrión Matías Gutiérrez, que bien podría ser título de conferencia, a saber: «Disquisiciones sobre tubérculos»).
PRE POSTRE Espárragos/Yogurt/Menta.
(¿Saben por qué Benjamín Nast es uno de los cinco mejor copados de la cocina de la región hoy por hoy: una de las tantas repuestas estuvo aquí. Este paso condensa su lucha, su vida y su elemento. Apela en la última transición a mantener al fondo del paladar la carne roja como aquel tango que se recuerda solamente al oírlo mientras prepara un gran finale que obligue a aplausos entre la perplejidad, la admiración y el buen gusto).
POSTRE: Manzana, Poroto, Pisco, Toffe y Chocolate Blanco
(La mejor presentación de los pasos del menú de la noche de Abrasado con Benjamín Nast fue el toque de la pastelera Daiana Cantos. En homenaje a Demencia, Cantos bocetó la cosmpolita carpa de circo bajo inconfundible tono santiaguino en Vitacura. El golpe visual completó este postre en el que Benja introdujo el pisco al modo de los héroes que hacen menos miserables nuestras vidas. Notas ácidas, dulces, semis… una orquesta que funcionó, hasta los bises. Aplausos y todos de pie. Noche histórica en Abrasado).
Benja Nast
Colores, iluminación, luces, son componentes claves en la gastronomía de Benjamín Nast. Es sensible hasta el último detalle, sobrio y desbordado, pleno, sincero y honesto en cada paso. Su talento en la cocina es tan apasionado hoy como hace 15 años. Probablemente nunca lo suelte. Podrá cansarse pero jamás podrá volver atrás.
Si la noche del jueves de la estrella de Chilevisión pudiera resumirse a una pintura habría que encontrarlas en las más simbólicas de Mark Rothko con un toque de Basquiat.
Si hubiera que resolverlo con la música la noche fue un disco de David Bowie, me atrevo con los dos experimentales de Tin Machine, pero también podría ser el disco de Gustavo Cerati en su «exilio» chileno, Amor Amarillo.
En cualquiera de los casos y por capricho de la existencia la noche de Benjamín Nast en Abrasado Mendoza es imposible de atrapar, como sucede con los mejores sueños.
Agradecimientos:
S.Pellegrino Sparkling Mineral Water, Aqua Panna, Carolina Cristi, Stella Dottavio, Sandra Páezy Gonzalo Romero Conill.