Chile delante de la revolución de los indignados

Chile delante de la revolución de los indignados. El 18 de octubre se marcará como el día de inicio de los cambios que nadie sabe cómo terminarán todavía.

Chile revolución

Se trata de un fenómeno sin precedentes, que será objeto de estudio durante mucho tiempo porque el Estado fue desafiado a partir del gobierno, el parlamento, los partidos políticos, los jueces, la policía y una larga lista de instituciones que han sido superadas por una gigantesca movilización de personas en todas las ciudades del país.

Las manifestaciones fueron acompañadas de graves episodios de violencia que incluyeron saqueos de tiendas y supermercados, destrucción de instalaciones públicas y privadas, quema de iglesias, 27 personas asesinadas, 357 con lesiones oculares, de las cuales 23 han sufrido lesiones o pérdida de visión, junto con abusos policiales que incluyen desvestirse y abuso sexual.

Además, docenas de policías resultaron heridos, incluidas dos policías quemadas por bombas molotov en enfrentamientos con grupos de individuos encapuchados que erigieron barricadas.

Después de más de 2 meses de protestas, las marchas, a las que asistieron miles de personas, no se han detenido. Es cierto que no movilizan el millón y medio que se reunieron en uno de ellos durante las primeras semanas, pero no se han detenido.

No se ha visto ni una sola bandera de partidos políticos, solo banderas chilenas y mapuche, sino un número infinito de lemas y frases creativas que muestran una profunda incomodidad para todas las autoridades, así como para el sistema político, económico y social existente.

Los sociólogos definen con el término «anomia» el desprecio por las normas, reglas sociales e instituciones en una sociedad. Eso es exactamente lo que parece haber sucedido en amplios sectores de la población chilena, especialmente en los más jóvenes, que dejaron de respetar a los partidos políticos, parlamentarios, fuerzas armadas, la policía y la Iglesia Católica.

Aprobación pública

Las tasas de aprobación entre la ciudadanía se han derrumbado. Esto se muestra en las encuestas donde el presidente Sebastián Piñera aparece con un 13% de apoyo y un 79% de rechazo.

El 85.5% dice que votará por una nueva Constitución, el 76.9% apoya el movimiento social, mientras que el 64.9% cree que las marchas deberían continuar y el 41% dice que ha participado en una de ellas.

En relación con la violencia, el 71.8% de los encuestados expresan que la violencia es una reacción a la frustración y el descontento.