Chile, en Atacama residuos textiles viran paneles térmicos

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Chile, en Atacama residuos textiles viran paneles térmicos. Empresa de Chile en Atacama transforma residuos industriales textiles en paneles de aislamiento térmico para viviendas sociales de bajos recursos.

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Chile Atacama residuos textiles

Chile tiene un proyecto en Atacama que transforma residuos industriales textiles en paneles de aislamiento térmico para viviendas sociales y para familias y personas de bajos recursos. Es una “semilla” que, para germinar, necesita del aporte de cada uno de nosotros en el intento de preservar nuestra casa común.

En Atacama, en el municipio de Alto Hospicio de la región de Iquique, se han formado nuevas dunas que nada tienen que ver con la arena. Son montañas de ropa sin vender de todo el mundo. No son biodegradables, por lo que tardan hasta 200 años en descomponerse; también están llenos de toxinas y colorantes y podrían causar un desastre ambiental sin precedentes.

En los últimos tiempos, las tiendas minoristas que venden ropa a precios bajos y muy bajos lamentablemente se han convertido en la norma. Son tan baratos que a la primera mancha, rotura o simplemente porque han caído en desgracia, la gente no tiene reparos en tirarlos. Se trata de un fenómeno conocido como “fast fashion” que contempla la producción, consumo y descarte a un ritmo vertiginoso, casi compulsivo, de prendas de todo tipo y para todas las edades.

La pregunta es: ¿adónde van a parar tantos bienes? ¿Y cuáles son las consecuencias para el medio ambiente?

La necesidad de disponer de estos residuos ha creado una nueva industria, con empresas especializadas en la compra de ropa usada. Pero no todos los países han legalizado aún la importación de estos materiales. En América Latina, Chile es una de las pocas excepciones. Las empresas seleccionan las mejores piezas para revenderlas y las que no se pueden reutilizar acaban en vertederos ilegales. Dentro del país, la ciudad con mayores beneficios fiscales, en parte por su ubicación geográfica -está cerca del mar- es Iquique, que es zona franca.

EcoFibra

En este es el contexto en el que la empresa EcoFibra, cuyo director general es Franklin Zepeda-López, comenzó a operar hace ocho años. El trabajo de esta empresa es totalmente eco-amigable, consistente en recolectar ropa, clasificarla y luego transformarla en paneles termoaislantes para la construcción civil, utilizados en el diseño de viviendas sociales.

Estos paneles son una especie de manta que se inserta en el interior de las paredes para aislar del frío o del calor. Zepeda fundó EcoFibra en 2018 específicamente para abordar un desastre ambiental ignorado en gran medida, comenzando con los vertederos de Atacama.

“Cuando se me ocurrió la idea, quería dejar de ser parte del problema y empezar a ser la solución”, explica. Por cierto, si bien algunas de las implicaciones dramáticas del consumismo desenfrenado relacionado con la moda, como el trabajo infantil y las condiciones inhumanas en las fábricas de muchos países asiáticos, están bien documentadas, el costo ambiental de la llamada «moda rápida» es menos publicitado y menos conocido.

Lo cierto, sin embargo, es que la “moda rápida”, además de contaminar la tierra, consume una enorme cantidad de agua, algo así como 7500 litros para un par de jeans, según un reciente informe de la ONU, que es la cantidad equivalente de agua que una persona promedio bebe en siete años.

En total, UNCTAD, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, estima que la industria de la moda utiliza alrededor de 93 mil millones de metros cúbicos de agua cada año, suficiente para saciar la sed de cinco millones de personas.