Chile, polémica ambiental por represa Rucalhue. Proyecto de represa Rucalhue en Chile suma polémica entre ciudadanos y Estado en posiciones antagónicas en la cuenca del Biobío.
Chile polémica represa Rucalhue
Desacuerdo sobre represa Rucalhue en Chile en el último proyecto hidroeléctrico de la cuenca del Biobío. Está arrancando vegetación protegida, en medio de denuncias de insuficiente consulta previa a los residentes locales.
Fernanda Purrán se crió junto al río Biobío en el centro de Chile. Ella dice que el río era “parte de nuestra familia”, pero la llegada de la energía hidroeléctrica a la región en los años 90 destruyó esa relación. Ella dice que, posteriormente, los niveles de las aguas en las que nadaban subían en cualquier momento, sin aviso alguno de cuándo se abrirían las compuertas de una represa.
“Han sido años de incertidumbre y mucho dolor, mucha angustia”.
Ahora, otra central hidroeléctrica está en el horizonte en Biobío. El proyecto Rucalhue está ubicado a menos de un kilómetro de su pueblo homónimo, y a 10 kilómetros de las comunas de Santa Bárbara y Quilaco.
El proyecto implica la construcción de una central eléctrica y un embalse. Este último tendrá un volumen de más de 7 millones de metros cúbicos, creados por la inundación de 139 hectáreas de terreno.
El proyecto de 90 megavatios (MW) se convertiría en la quinta central hidroeléctrica del Biobío, uno de los principales ríos de Chile, y se sumaría a las centrales Ralco (689MW), Pangue (466MW), Angostura (323MW) y Palmucho (34MW).
Central Rucalhue
Aunque una resolución ambiental de 2016 otorgó a la central Rucalhue una calificación mayoritariamente favorable, hasta hace poco el proyecto no había obtenido el permiso de construcción. Esto se debe a que dentro del área de su posible huella se encuentran dos especies de plantas protegidas, el arbusto guindo santo (Eucryphia glutinosa) y el árbol naranjillo (Citronella mucronata).
En octubre de 2023, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) de Chile clasificó la nueva central hidroeléctrica como de “interés nacional”. Un año después, Conaf aprobó los planes de manejo del proyecto, lo que supuso el último obstáculo. Ahora pueden comenzar las obras de construcción, que incluyen la tala de arbustos de guindo santo y naranjillos, además de alterar los ecosistemas asociados.
El proyecto de 240 millones de dólares está siendo supervisado por Rucalhue Energía, una empresa chilena propiedad de China International Water and Electric Corporation (CWE). Filial de China Three Gorges Corporation, este es el primer proyecto de CWE en Chile.
Chile Biobío
La planta forma parte del Plan de Fortalecimiento Industrial del Biobío del gobierno, que se puso en marcha en respuesta al cierre en septiembre de 2024 de Huachipato. Huachipato, que en su día fue la mayor planta siderúrgica de Chile, convirtió a la ciudad costera de Talcahuano en uno de los principales centros industriales de la región del Biobío.
En la actualidad, en la cuenca del Biobío funcionan 13 centrales hidroeléctricas, construidas en su mayoría en la década de 1990. La cuenca se extiende por unos 380 kilómetros y la zona genera alrededor del 38% de la energía hidroeléctrica de Chile.
Estas centrales eléctricas se han enfrentado durante mucho tiempo a la resistencia de las comunidades que viven en la zona, incluidos los pueblos indígenas, que afirman que han destruido tanto los ecosistemas locales como el tejido social de la zona.
Los residentes de la comuna de Alto Biobío fueron desplazados por la cercana represa de Ralco a principios de la década de 2000. “La gente que fue reubicada de Ralco y se trasladó río abajo ya no tiene comunicación con la gente que vive en Alto Biobío”, afirma Purrán.
“De alguna manera formaron sus propias comunidades: viven en sus propios espacios y actúan de forma individual y silenciosa”.
Según Juan Pablo Boisier, investigador del Centro de Investigación en Clima y Resiliencia (CR2) de la Universidad de Chile, estas centrales hidroeléctricas no sólo son importantes para la generación de electricidad renovable, sino también para el suministro de agua. Sin embargo, reconoce los impactos ambientales y sociales asociados a las modificaciones paisajísticas necesarias.
Las principales críticas de la comunidad local al proyecto Rucalhue han sido la falta de participación ciudadana y la falta de realización de una consulta integral a los pueblos indígenas.
Según Javier Arroyo, abogado y miembro del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (Olca), esto constituye un incumplimiento de los compromisos internacionales suscritos por Chile, incluido el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo -o la Declaración de los Derechos de los Indígenas-.