Chile, urge extender acceso de mujeres a la salud

Chile, urge extender acceso de mujeres a la salud. Por qué el acceso de las mujeres a la salud es una de las brechas que debe resolver la futura reforma de salud en Chile.

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En 2017, en una clínica de Santiago Oriente, una puérpera, a pesar de haberse quejado múltiples veces de dolor y falta de aire, fue evaluada con un trastorno de ansiedad y catalogada como paciente “emocionalmente inestable”, cuando lo que tenía era una trombosis venosa. Esto le provocó la muerte a tan solo 17 días de ser madre.

En Chile, en cambio, los ataques cerebrovasculares (ACV) son considerados “una enfermedad de hombres”, porque el número de mujeres que lo padecen es menor. Por la misma razón, aunque la trombosis cerebral va en aumento en las mujeres y cuando se presenta es más letal para ellas, cuando consultan sus síntomas se asocian a estrés o ansiedad.

Ocurre en enfermedades del corazón, ocurre con diferentes tipos de trombosis y ocurre en múltiples enfermedades, desde el dolor crónico hasta la endometriosis: sus síntomas son ignorados o subestimados en las mujeres.

Según el estudio Acceso de las mujeres a la salud: brechas que debe resolver la futura reforma de salud en Chile, realizado por académicas e investigadoras de la Universidad de Chile, la Universidad Andrés Bello y Medtronic, existen una serie de inequidades muy profundas en graves enfermedades, como derrame cerebral, obesidad, dolor musculoesquelético, entre muchas otras.

Es lo que se denomina “El síndrome de yentl”, que define el fenómeno en el que las mujeres reciben diagnósticos y tratamientos erróneos por sesgo de género o porque no se ajustan a la sintomatología más clásica, que parte de un modelo masculino. Y eso, a veces, nos cuesta la vida.

Invisibles

Una de las investigadoras que más ha estudiado el tema es la doctora española Carme Valls Llobet, autora de múltiples libros sobre el tema, entre ellos Mujeres invisibles para la medicina. En él, se centra en las consecuencias de la falta de presencia de las mujeres en los estudios científicos, donde tradicionalmente han sido excluidas bajo el argumento de que los ciclos menstruales y el embarazo hacen que sea una muestra de estudio más compleja.

Es decir: mejor estudiamos a los hombres, que es más fácil, y aplicamos ese cuerpo como modelo universal. Incluso cuando se prueban ratas o animales, solo son machos; es decir, muchas enfermedades o fármacos no han sido estudiados ni probados en anatomías femeninas.

Con esto coincide la ginecóloga chilena Daniela Ribbeck, miembro de las asociaciones ginecológicas SOGIA y SOCHEG. “Desde la universidad estamos acostumbrados a estudiar los cuerpos masculinos durante muchas más horas. Comenzando en primer año en clases de anatomía, ¿sabías que ningún libro de anatomía incluye la anatomía completa del clítoris, pero sí incluyen la anatomía completa del pene? Una vez un alumno me dijo que no sabía escuchar el corazón de las mujeres, porque ellas siempre habían practicado con hombres y él no sabía hacerlo con los senos. Como la mayoría de los estudios son en hombres, sabemos muy bien cómo diagnosticar enfermedades en ellos. Y hay ocasiones en que los síntomas son similares en ambos sexos, pero hay otras en que son muy diferentes».

Sesgo de género

Daniela advierte que las mujeres experimentamos sesgos de sexo y género -entendiendo el primero como características biológicas y el segundo como roles sociales asignados- y que ambos repercuten negativamente en nuestra salud.

“Con respecto al sesgo de género, vemos que la mayoría de los estudios científicos, especialmente los estudios de drogas, se realizan en animales machos o en hombres. Esto, para eliminar las variables hormonales del ciclo menstrual al interpretar resultados. De esta forma, tenemos muchos fármacos con estudios de eficacia y seguridad en hombres pero no sabemos cómo actúan en el cuerpo femenino”.

Respecto al sesgo de género, es decir, aquellos prejuicios, ideas preconcebidas o discriminación que reciben las mujeres en consulta, Daniela pone como ejemplo el dolor, y cómo se normaliza más en las mujeres que en los hombres. “Se supone que el dolor en la vida de las mujeres es normal. Entonces, cuando una mujer consulta por dolor durante la menstruación o dolor durante las relaciones sexuales, lo más probable es que el profesional de la salud baje su perfil, lo que hace que la mujer tome la iniciativa», explica.