Chilenos muestran miedo a la pobreza en su vejez

Chilenos muestran miedo a la pobreza en su vejez. Entre el millón de personas en la marcha histórica en Santiago una pareja de ancianos se destacó entre la multitud, en su mayoría juvenil.

Chilenos pobreza

En medio de los escombros, los gases lacrimógenos, Norma Carrasco, de 68 años, y su esposo Hernán Figueroa de 78, protestaban por una queja creciente en la ira pública. Un sistema de pensiones que ha dejado a muchos trabajadores jubilados con escasos fondos para sobrevivir.

La difícil situación de Carrasco es clave para comprender la violencia que ha provocado la quema de edificios y autobuses, cerrar el sistema de metro de Santiago y obligar al presidente Piñera a quitar un tercio de su gabinete y cancelar dos grandes cumbres mundiales.

En las calles esa ira es profunda, incluso entre los jóvenes, lejos de la edad de los pagos de pensiones. Los salarios, los costos de vida, la atención médica y las pensiones dominan: los jóvenes han visto luchar a sus abuelos y no quieren el mismo destino.

«La gente está cansada de todo esto, saturada. Necesitamos buenos salarios, pensiones para nuestra gente mayor», dijo Octavio Solís, de 43 años, un guardia de seguridad, en la cola para recibir el subsidio de desempleo en Santiago.

El sistema de pensiones introducido hace décadas por Augusto Pinochet ha sido anunciado como un modelo de privatización, imitado por otros países. Pero los jubilados de Chile, una vez prometidos más del 70% de sus salarios finales, a menudo terminan sin poder cumplir con los estrictos requisitos para pagar el plan.

En el caso de Carrasco trabajó desde niña como costurera, pero ahora vive con solo 100 mil pesos chilenos al mes. Su esposo de 50 años también fue trabajador textil y recibe 140 mil pesos.

Es gracias solo a sus hijos que sobreviven, dijo. «Mis dos hijos nos ayudan a pagar nuestras facturas y tenemos que confiar en lo que ofrece el estado para la atención médica».

Pensiones en Chile

El sistema de pensiones de Chile es un esquema de contribución definida donde los trabajadores pagan al menos el 10% de sus salarios cada mes a fondos con fines de lucro, llamados AFP. Fue promocionado por su creador, el hermano de Piñera, como el «Mercedes Benz» de las pensiones.

Los fondos de pensiones locales, que tienen miles de millones de dólares en inversión en Chile y en el extranjero, debían ser más sostenibles que un sistema anterior de reparto.

En realidad, muchas personas en el país  no pueden pagar suficientes contribuciones regulares para terminar con suficientes pagos, mientras que el tercio de los chilenos que trabajan en empleos informales, junto con los desempleados y las mujeres que dejan el trabajo para criar hijos, a menudo se quedan fuera del sistema.

María Luz Navarrete trabajó como funcionaria pública durante más de tres décadas, pero que a la edad de 70 años tiene que hacer un trabajo secundario como conserje para llegar a fin de mes.

«Sigo trabajando porque de lo contrario el dinero no me ayuda», dijo.

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La Voz de Chile
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