Cuba, basura inunda La Habana. La capital de Cuba es una acumulación de residuos que contamina a la ciudad de La Habana siendo un sitio abrumado por pobreza, suciedad y escasez.
Cuba basura La Habana
La acumulación de residuos contamina a La Habana abrumando de pobreza a los habitantes de Cuba en un nivel pocas veces vivido.
Montones de basura con un hedor nauseabundo: La Habana se enfrenta a una crisis de gestión de la basura, otro síntoma de la escasez de combustible y piezas de repuesto que sufre la isla, presa de graves dificultades económicas.
Cada día, en la ciudad de 2,1 millones de habitantes, se acumulan más de 30.000 metros cúbicos de residuos, 7.000 más que hace un año, según cifras oficiales.
“Mi cocina está frente a los contenedores, tenemos que taparlo todo porque sino comemos tierra y mosquitos”, explica Lissette Valle, una ama de casa de 40 años del céntrico barrio del Cerro.
Al no tener contenedores, los vecinos tiran las bolsas de basura directamente debajo de su ventana, lo que agrava el hedor ya penetrante provocado por las aguas residuales que se desbordan de las alcantarillas.
Según datos de la dirección provincial de servicios comunales, la capital cuenta actualmente con solo el 57% de los equipos -incluidos 100 camiones volquete- destinados a la recogida de residuos.
Suministrados por Japón, los vehículos comenzaron a averiarse el año pasado. Debido al embargo estadounidense, es imposible obtener las piezas necesarias para repararlos, explicaron recientemente las autoridades locales al diario estatal Granma.
Cuba pobreza
Además, la grave escasez de gasolina que afecta a la isla comunista desde 2023 complica la recolección. “Hay un problema que nos golpea: el combustible”, señala en Granma Miguel Gutiérrez Lara, jefe de supervisión e inspección en La Habana.
Al menos cinco de los 15 barrios de La Habana no cuentan con un coordinador de recogida de basura y por ello se encuentran en una “situación compleja”, asegura.
Cuba enfrenta su peor crisis económica en tres décadas, debido en parte al endurecimiento de las sanciones de Washington y a las debilidades estructurales de su economía centralizada.
“Nos exponemos a las bacterias” por un salario mínimo equivalente a 17 dólares al mes, lamenta un barrendero de 30 años que prefiere no revelar su nombre, quejándose de que ni siquiera tiene guantes para trabajar.
“Es un basurero en la calle”, dice, antes de alejarse lentamente con su destartalado carrito lleno de basura.
“Se ha descontrolado”, las enfermedades “se están extendiendo (…) está lleno de mosquitos”, advierte Jesús Jiménez, un inspector de prevención de enfermedades de 61 años, especialmente preocupado por la propagación de la fiebre de Oropouche, una enfermedad viral transmitida por picaduras de mosquitos infectados.
La Habana residuos
El problema de los residuos también es agudo en la costa cercana a la capital. Reinier Fuentes emerge de las aguas cristalinas de la playa de Guanabo con sus aletas en una mano y latas y otros desechos en la otra.
“En la playa hay empresas que se dedican a la limpieza (…) pero en el fondo del mar no hay nadie que lo haga salvo voluntarios”, dijo el presidente de una organización que ayuda a limpiar los fondos marinos del litoral habanero.
La acumulación de metales es actualmente “abundante” y constituye el mayor desafío en las costas, reconoce la responsable de recursos naturales y cambio climático en La Habana, Solvieg Rodríguez.
Para Dulce Buergo, presidenta de la Comisión Nacional Cubana para la Unesco, parte de la solución está en un mayor civismo. “Si llegas a la playa con cuatro bolsas, tienes que salir con cuatro bolsas, aunque la cuarta sea basura”.
