Documental acerca del día que desapareció en Santiago escultura famosa de Rodin. «¿Ladrón maestro o artista visionario?» es su título. Y registra un hecho que revolucionó el mundo del arte. La desaparición de una escultura célebre de una exposición de Rodin en Santiago. El «robo» resultó ser una declaración provocativa, ideada por un estudiante de arte. Sus acciones provocaron una protesta pública y un debate furioso sobre la naturaleza del arte en sí mismo.
Documental minucioso
Vuelve a la escena de un incidente extraordinario que capturó la atención del mundo y desafió a la comunidad artística mundial. Un día de 2005, Chile se despertó con un descubrimiento sorprendente. Una escultura en exhibición de Rodin había desaparecido del Museo de Bellas Artes de Santiago.
Era la primera vez que el arte de Rodin se exponía en Chile. «De inmediato noté que faltaba una escultura», recuerda el guardia del museo, José Tralma. «Nunca imaginé que la hubieran robado», añadió. La pieza que faltaba era el Torso de Adele, una de las obras más expresivas de Rodin.
No hubo pistas sobre la desaparición. «Lo primero que confirmamos fue que la luz que se suponía que estaba encendida estaba apagada», dice Andrés Baytelman, que investigó el caso. Aunque había cámaras de seguridad dependían de la luz. Y la galería estaba en oscuridad, por lo que no se obtuvo información visual. La escasez de evidencia aumentó el estupor.
El país estaba alborotado, pero había pasado menos de un día antes de que la escultura resurgiera en circunstancias misteriosas. Apareció un joven, un estudiante universitario. Era Luis Onfray. Le dijo a la policía que «mientras daba un paseo por el Parque Forestal notó que, en un arbusto, había una escultura…».
A pesar del alivio de los curadores (y del país), algo no cuadraba del todo. Las inconsistencias en la historia de Onfray llevaron a su arresto. El robo no había sido un acto de avaricia, sino que fue diseñado para hacer una declaración más amplia.
«La pérdida trae a la memoria lo que falta», dijo Onfray. «No son los buenos sentimientos los que crean una gran literatura o arte», explica el historiador de arte Didier Semin. Y agrega: «La transgresión y el arte son totalmente compatibles. Incluso van de la mano».
Los eventos extraordinarios que se desarrollaron en Chile fueron sin duda una obra de arte, pero presentando a Rodin apenas como un jugador de poca monta. Onfray mismo declaró: «No soy un ladrón. Soy un artista».
Sobre el documental
Durante 10 años siguieron este caso, en busca de rastros de la historia. Fue un trabajo duro encontrar a Luis Emilio Onfray, el personaje principal de la película. Había cambiado su nombre y su círculo de amigos. Tampoco quería hablar sobre lo que sucedió en el museo. «Tuvimos que ganar la confianza de las autoridades y de Onfray, quien finalmente decidió colaborar con el proyecto», dijo el director. Se trata del chileno Cristóbal Valenzuela.
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