Estrategia Piñera, analizan las claves de su actual éxito político en Chile. La London Schol Economics, sección América Latina y Caribe ha publicado un extracto de las «seis claves del éxito de Piñera en las elecciones de 2017». Y que «también formarán su segundo mandato». El trabajo es responsabilidad de Roland Benedikter (Universidad de Wroclaw), Miguel Zlosilo (Artool, Chile) y Corinna Saeger (EURAC Research). «La campaña de Piñera ganó gracias a los temores de Chilezuela», dice en su primer postulado.
También cuenta la postura no comprometida de los partidarios de la alianza de centro izquierda, la división de los demócratas cristianos, las campañas al estilo Obama, un oponente de baja potencia y un poco de ayuda de amigos en los medios. «Todo lo cual influirá en el segundo mandato», aseguran.
1. Miedo a Chilezuela
La campaña electoral se asemejó al modelo estadounidense: competencia política extendida con sus propias dinámicas y lógicas. Los expertos chilenos emplearon gran parte de su capacidad para explicar el impacto generado por el vago temor de los votantes de clase media, centristas y conservadores a que un triunfo de Guillier llevaría a Chile por el camino de Venezuela. Sinónimo de caos político y económico sin precedentes.
«Uno de los principales desafíos en la primera mitad de su mandato será mitigar, pacificar y racionalizar el debate político en Chile. Esto requerirá que Piñera adopte posturas más allá de la política partidaria en un intento por convertirse en un presidente para todos los chilenos. Esto podría dañar sus vínculos con su propia alianza política y electorado».
2. Comportamiento ambiguo del máximo oponente.
Entre el 10 y el 20 por ciento de los que votaron por Beatriz Sánchez en primera vuelta paradójicamente apoyaron a Piñera en el segundo turno. Es un voto de protesta de una nueva izquierda joven, incluidas las facciones anarquistas, en contra de la tradicional izquierda.
«Este grupo consideró que el gobierno de Bachelet había roto su promesa de construir un país más justo a favor de modificar el modelo neoliberal preexistente. Aunque algo injustas estas acusaciones influyeron en la opinión pública».
Piñera puede intentar moderar partes de la izquierda chilena a través de concesiones y cooperación. Es un modo para prevenir la radicalización.
3. Demócratas Cristianos, divididos
Antes de la segunda vuelta, se hizo evidente que algunos de los votos de Carolina Goic, de la Democracia Cristiana irían a Piñera, pese al apoyo público para Guillier. De hecho, un grupo significativo de miembros del partido, los autoproclamados «progresistas», se rebelaron contra esta decisión.
Este grupo finalmente abandonó la Democracia Cristiana. El ala conservadora del partido sentía una mayor afinidad con la plataforma de Piñera que con la de Guillier. La ruptura consolida la posición de Piñera tanto en el espectro político como en el Parlamento.
El equipo de campaña de Piñera intentó diseñar un personaje más suave para su candidato. Lo logró en términos electorales.
4. Estilo Obama de Piñera en campaña tradicional y digital
La capacidad y efectividad del equipo de Piñera en el terreno, yendo de puerta en puerta y de calle a calle, también ayudó a proporcionar un rostro humano para su candidato.
Esto fue particularmente importante ya que el multimillonario había sido descrito como desprendido, esnob y socialmente despiadado por sus oponentes. El equipo se benefició de la experiencia de su coordinador, el ex Subsecretario del Interior de Piñera, Rodrigo Ubilla Mackenney.
El equipo digital de Piñera también desarrolló exitosas campañas en redes sociales. El despliegue exitoso de tácticas eficientes pero democráticamente dudosas, como el contenido promovido por bots representará una tentación permanente para la segunda administración de Piñera.
Sería prudente no exagerar en la formación de opinión digital y debería abstenerse de adoptar el modelo de Trump del gobierno de las redes sociales fuera del marco institucional habitual; de lo contrario, se abriría a críticas dañinas y desperdiciaría su importante post-elección capital política.
Su apoyo principal es conservador y quiere un presidente que actúe como un representante tradicional en lugar de un millennial.
5. «Baja energía» de Guillier y equipo inexperto
Desde el principio hubo fuego amigo contra Guillier y su equipo. Enfrentó críticas dentro de su propia coalición y con frecuencia se suscitaron dudas sobre su idoneidad física y mental para los rigores del cargo presidencial. Fue acusado por izquierda y derecha de estar demasiado relajado.
También hubo críticas de que su equipo carecía de experiencia en campañas electorales de tal magnitud y complejidad. Hubo dudas sobre su nivel de competencia «técnica», como lo señaló el ex ministro y representante de la anterior alianza Concertación de Chile, Sergio Bitar.
Dado que la izquierda no solo perdió la batalla digital, sino que tampoco le dio a su candidato un perfil humano atractivo, Piñera ahora tiene la oportunidad de jugar su propio personaje de esta manera. Intentará presentarse como un político fuerte pero humano. También aumentará sus apariciones en áreas pobres y demostrará su participación personal inmediata en crisis y catástrofes, tal como lo hizo durante el dramático rescate minero de 2010.
6. La influencia de los medios
Por último se debe prestar especial atención al impacto de los comentarios de los medios. En la primera ronda, el mensaje de los medios afirmó una baja probabilidad de que Piñera ganara en la primera ronda. En la segunda vuelta, el riesgo percibido de un gobierno de Guillier, llevó a los votantes a expresar su compromiso con el proyecto político de la centroderecha.
Los medios de comunicación, en parte propiedad de la comitiva de Piñera, también hicieron su parte al difundir la idea de una baja participación pro Piñera en la segunda vuelta, Movilizaron así a los partidarios que temían una victoria de izquierda.
Los votantes chilenos valoran cada vez más la transparencia y la objetividad en el gobierno y podrían verse molestos por el juego de los medios. Como ha señalado el reconocido analista chileno Carlos Peña González, esta elección fue ganada por una mayoría de clase media cuyo ethos fue «forjado en el centro comercial, [mediante] la expansión del consumo, la movilidad y la confianza en uno mismo».Y su preferencia por la reforma por sobre la revolución.