Gabriel Boric, un presidente más allá de las fronteras de Chile

Gabriel Boric, un presidente más allá de las fronteras de Chile. La elección de Gabriel Boric en Chile, un presidente de izquierda, tiene consecuencias mucho más allá de las fronteras del país.

Gabriel Boric presidente Chile

Son muchas las razones por las que la contundente victoria de Gabriel Boric, congresista millennial de izquierda, en las elecciones presidenciales de Chile resonará mucho más allá de las fronteras de esa nación andina.

En tiempos que han visto el alarmante auge del autoritarismo en todo el mundo, es motivo de celebración que los votantes chilenos rechazaran no solo al oponente de Boric, el ultraconservador José Antonio Kast, sino también el mensaje de miedo e intolerancia antiinmigrante, tradicionalista, antiaborto y de orden público de Kast.

Las causas en las que cree son aquellas por las que los jóvenes de todo el mundo han estado luchando cada vez más en todo el mundo: la equidad de género, el empoderamiento de las mujeres y los pueblos indígenas, el fin de la brutalidad policial y las políticas económicas neoliberales, una profundización de la democracia y los derechos civiles y, sobre todo, , acción urgente sobre el cambio climático.

Pero al igual que los militantes en otros lugares, Boric también enfrenta enormes obstáculos para implementar los cambios cruciales que, en el caso de Chile, son necesarios para garantizar la justicia y la dignidad de la mayoría descuidada del país. A pesar de los amplios márgenes de la victoria de Boric con el 56 por ciento de los votos y el total más grande en la historia del país, el camino por delante no será fácil.

Después de todo, el 44 por ciento del electorado votó por Kast. Y será necesario negociar reformas importantes en un Congreso en el que la coalición radical que apoya al presidente entrante, junto con los aliados de centro-izquierda, apenas posea una mayoría viable.

Pandemia

Boric también se enfrenta a un país devastado por la pandemia y una crisis económica convulsa, con actores económicos y sociales arraigados que no quieren renunciar a sus privilegios, que están más que dispuestos a sabotear los intentos de redistribuir el poder y los ingresos.

Presionado por su base radical para ir más rápido, Boric tendrá que lidiar simultáneamente con los pedidos de ir más lento de los aliados moderados necesarios para llevar a cabo una agenda extremadamente audaz de cambios estructurales. Ya hay señales ominosas por parte de los miembros de la élite financiera e industrial de Chile, y de muchos expertos militares, de que el futuro presidente debería limitar sus ambiciosos objetivos.

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