Isla de Pascua, de la frustrada compra de Hitler a la superpoblación turística. Historias de la misteriosa isla a 3.500 kilómetros de la costa de Chile, en medio del Océano Pacífico.
Isla de Pascua
A partir del 1 de agosto se ha reducido el acceso a la Isla de Pascua, víctima de la sobrepoblación turística. Las autoridades buscan no alterar el ecosistema de lo que los polinesios llaman «el ombligo del mundo».
Irónicamente, la Isla de Pascua, largamente rechazada, ahora es víctima de su éxito. Recibe unos 116 mil visitantes al año, mientras que su población no supera los 7.800 habitantes, el 40% de los cuales son nativos. Para complacer a estos últimos, el presidente Piñera anunció que de ahora en adelante tomaría el nombre de «Isla Rapanui y Semana Santa».
La nueva política de regulación de visitantes se puso en marcha, bajo la protección del Consejo del Área Marítima Protegida.
Isla de Pascua, historia
Hace casi un siglo, en 1929, Chile buscó vender esta porción. El país necesitaba dinero para la construcción de dos cruceros después de la Gran Depresión. El gobierno de Santiago intentó financiar la compra de dos cruceros de guerra para responder al rearme de la vecina Argentina y al temor a una nueva guerra de Pacífico (1879-1884) con Perú y Bolivia.
El libro «Rapa Nui. Una herida en el océano», del español Mario Amorós, sustenta la operación frustrada para que la Alemania nazi se quedara en poder de ella.
Las negociaciones tomaron el rango de secreto de Estado por el Gobierno liderado por Arturo Alessandri. El libro del escritor español Mario Amorós, se presentará en Santiago el 9 de agosto y en la isla, el 14. venidero.
Isla de Pascua pasó a ser parte del territorio chileno en 1888, pero recién en 1966 el Estado le reconoció los derechos civiles y políticos. En la década del treinta, cuando sucedieron las negociaciones con la Alemania nazi, “para el Chile continental la isla era sobre todo un lugar marcado por el estigma de la lepra y para el poder político, un lugar lejano, cedido a la Armada y arrendado a una compañía privada, con muy escaso valor”, señala Amorós.
Explica en parte la decisión de Alessandri. Necesitaba dinero para reforzar la defensa marítima de Chile. La reciente contratación de la construcción por parte de Argentina de ocho barcos de guerra en el Reino Unido había despertado “la envidia” de la Armada chilena.
A lo largo de 1937 Alessandri ofreció la venta de Isla de Pascua, al mejor postor. La ofreció a Estados Unidos, Japón, Reino Unido y la Alemania nazi. Hasta ahora eran conocidas solo las dos primeras negociaciones, pero no las conversaciones con el régimen de Hitler, al que Chile le había comprado recientemente 36 aviones para la Fuerza Aérea “de manera arbitraria e incurriendo en prácticas corruptas”.
Seguramente la presentación de Mario Amorós en Santiago resulte una buena ocasión para revisar el pasado.