Julia Roberts para Lancôme, nuevo spot de la serie La vie est belle. Lanzada en 2012, la esencia La vie est belle captura la feminidad de espíritu libre y en plenitud.
Julia Roberts
Julia Roberts encarna perfectamente esta primera fragancia gourmand iris para las mujeres. La vie est belle fue icónica desde el principio. Es la fragancia número dos en Estados Unidos, la número uno en Europa y la tercera fragancia más vendida en el mundo.
En 2012, Julia Roberts nos invitó a ser felices liberándonos de las convenciones. En 2016, lideró el camino de la felicidad. Ahora, en la nueva película La vie est belle, de Bruno Aveillan, la actriz alienta a compartir nuestra dicha y multiplicar sus efectos.
¿A quién harás feliz hoy? Un nuevo capítulo, una nueva definición de felicidad: el espíritu irresistible de esta nueva campaña está allí para ser compartida, como una nueva filosofía de vida.
La película comienza con Julia Roberts en la explanada de Trocadero. Los invitados se ven elegantes, pero sus mentes están en otra parte. Parecen preocupados, incluso molestos. Julia Roberts se mueve entre ellos, sube a la escultura de agua y recibe salpicaduras.
Sorprendida, ella se echa a reír, pero las personas a su alrededor no reaccionan, permaneciendo indiferentes. Entonces decide deslizarse sobre sus talones y jugar con el agua. Su sonrisa icónica, ese manifiesto de felicidad suprema, se extiende de manera contagiosa. Las ondas en el agua siguen sus movimientos y las gotas de agua salpican como pequeñas gotas de dicha pura.
Con un simple gesto o una sonrisa, Julia Roberts llena de felicidad el espacio a su alrededor. Discretamente deslizando una rosa en la mano de un hombre discutiendo con su compañero, invitando a una mujer a pensar profundamente para unirse al grupo. Ella ayuda a transformar lo ordinario en extraordinario: la felicidad es aún más verdadera cuando se comparte.
La botella que lo sostiene se inspiró en la idea de Armand Petitjean, en 1949, de capturar la sonrisa de una mujer en una botella, como si estuviera esculpida en cristal.
Este capítulo fue filmado en los legendarios Universal Studios de LA en una sesión de dos días que empleó 90 extras. En la silla del director estaba Bruno Aveillan, un artista visual francés ganador de varios galardones, conocido por la forma distintiva en que utiliza la luz para lograr sus impresionantes efectos. En cuanto a la banda sonora, las letras hipnóticas de Diamantes sonaron en la versión de Josef Salvat.
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