Los desafíos de la Inteligencia Artificial
Declaración de la Unesco
Los Estados miembro de la Unesco cuentan desde ahora con una guía para “afrontar de manera responsable los efectos conocidos y desconocidos de la inteligencia artificial” en las personas, las sociedades y el medio ambiente y los ecosistemas. Ese es el objetivo de la “Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial”, una suerte de declaración universal para el uso de estos sistemas que fue adoptada por los 193 países del organismo, la semana pasada.
La guía contempla los principios que deben inspirar el desarrollo de tecnologías tan controvertidas como el reconocimiento facial y la educación, y sus efectos sobre la igualdad de género y el cambio climático. Aborda también temas menos polémicos pero igual de importantes, como el potencial efecto de los sistemas de recomendación sobre la diversidad cultural o lingüística.
Tras la presentación del informe en París, realizada por la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, Gabriela Ramos –directora general adjunta de la Unesco para el Sector de Ciencias Sociales y Humanas– y Dafna Feinholz –jefa de la sección de Bioética y Ética en Ciencia y Tecnología– encabezaron una conferencia de prensa para la región de América Latina y el Caribe.
En la exposición, afirmaron que la IA es omnipresente y hace posibles muchas de nuestras rutinas diarias, desde la reserva de un vuelo, la conducción de automóviles sin conductor, la personalización de nuestras noticias matutinas, la detección del cáncer, la construcción de entornos inclusivos para personas con discapacidad, y que puede ayudar a combatir problemas globales como el cambio climático o el hambre en el mundo, incluso desarrollar vacunas como la de la COVID-19, pero la tecnología también está trayendo consigo retos sin precedentes.
“Asistimos a un aumento de los prejuicios de género y étnicos, a amenazas significativas contra la privacidad, la dignidad y la capacidad de acción, a los peligros de la vigilancia masiva y al aumento del uso de tecnologías de la IA poco fiables en la aplicación de la ley, por nombrar algunos. Hasta ahora, no había normas universales que dieran respuesta a estos problemas”, sostuvo Gabriela Ramos.
Por eso, en 2018, la Unesco lanzó un ambicioso proyecto: dar al mundo un marco ético para el uso de la inteligencia artificial. Tres años después, gracias a la movilización de cientos de expertos de todo el mundo y a intensas negociaciones internacionales, los 193 Estados miembro de la Unesco acaban de adoptar oficialmente este marco ético.