Marina Silva sobre Bolsonaro, Lula y el desastre del Amazonas. En la entrevista la ex candidata a presidente de Brasil opina sobre las figuras gravitantes de la escena política, mientras al fondo acecha la amenaza del desastre ambiental.
Marina Silva Amazonas
Por Mauricio Runno
Editor General
La brasilera, ex ministro de Medio Ambiente durante la primera etapa como presidente de Lula, fue una de las figuras que descolló en encuentro +B en Mendoza. Allí asistieron más de 1300 actores de la economía de todo el mundo. Declararon la emergencia climática y un compromiso a 2030.
Silva es una defensora ambiental histórica. Más allá de su paso como funcionaria, cargo al que renunció ante el esquema de corrupción de entonces, fundó el Partido Verde y consiguió varios millones de votos para la presidencia en su primera postulación.
Ella mismo asume que la defensa ambiental se relaciona con la política. «Es un hecho que varias decisiones cruciales para proteger al mundo son decisiones políticas», dice.
– Hace unos días se produjo un incidente grave entre el presidente Bolsonaro y la ex presidente Michelle Bachelet. A propósito de un informe de la ONU que ratifica la reducción de espacios democráticos en el Brasil actual.
– Todos los brasileros estamos avergonzados con la forma con la cual el presidente Bolsonaro viene dirigiéndose hacia las mujeres. Es el caso de Bachelet pero también el de la primera dama de Francia. Los dichos de Bolsonaro no están a la altura de los dichos de un presidente republicano. La presidencia es una institución que también tiene su protocolo de procedimientos. Desde el punto de vista ético, el entredicho con Bachelet no tiene antecedentes.
– ¿Esta polémica podría tener daños colaterales entre los países?
– Bolsonaro crea todo el tiempo crisis diplomáticas sin necesidad, gratuitas. No hay necesidad de una ofensa de esa naturaleza con alguien que pasó los sufrimientos de la ex presidenta Bachelet. Bolsonaro es una persona que a mi entender no tiene preparación para lidiar con algunas cuestiones, como derechos humanos, democracia, medio ambiente, diversidad cultural, respeto.
– Infiero que el contenido del documento de la ONU que causó la polémica, finalmente es una realidad.
– Si consideramos la forma en cómo Bolsonaro se comporta frente a los movimientos sociales y en algunos casos con la prensa hay un estrechamiento de la democracia. La democracia presupone la posibilidad de presionar a sus gobiernos. Bolsonaro quiere todo lo contrario. Y es quien presiona a la sociedad para que se adapte a su esquema. Cuando los movimientos sociales, formadores de opinión o los académicos lo contradicen, él los descalifica. Es un negacionista.
– Es lo que sucedió con presidente del Instituto de Pesquisas Espaciales, que días antes de los grandes incendios recientes en el Amazonas, fue echado de la administración federal.
– El estaba mostrando datos verdaderos sobre el desmonte del Amazonas. Y el funcionario quería que esos datos no fueran escondidos. Los incendios fueron un síntoma. Toda vez que el desmonte aumenta, también los incendios.
– El desastre vivido en estas semanas en el Amazonas, ¿por lo menos ayudó a una mayor conciencia global sobre su protección?
– Hace tiempo que el Amazonas es percibido por el mundo y por los propios brasileros como uno de los biomas más importantes del planeta. Es un regulador del equilibrio del mundo. Y también un gatillo fácil de destrucción. Cuando acontecen estas grandes catástrofes hay una mirada especial por parte de todos. Pero debemos estar en vigilancia todo el tiempo.
– La protección ambiental ya no es más patrimonio de la izquierda, la derecha o clasificación parecida.
– Este asunto ya es algo inherente a los seres humanos. La protección del planeta es la ideología. La fragilidad del medio ambiente expone tanto a los de izquierda, centro y derecha. Por eso hablamos de desafío civilizatorio. La vida, como dice Hannah Arendt, sólo es vida porque es sucesiva.
Actualidad política
– El Lava Jato despertó en Brasil y el resto del continente enormes expectativas de justicia contra la corrupción. Por estos días, sin embargo, parece ser una película de espionaje. ¿Cuál es su percepción?
– El Lava Jato está pasando por una crisis grave. Ofreció una gran contribución al combate contra la corrupción. Y los errores que fueron cometidos no pueden ser usados para anular los gravísimos casos de corrupción de partidos, políticos, líderes y grandes empresas. Se comprobó el desvío de dinero de Petrobras, de bancos públicos, fondos de pensión. E insisto: los errores que pudo tener el proceso no pueden ser usados para anular los hechos comprobados, tramitados y juzgados. Por otro lado, la justicia dispone de mecanismos de punición interna para los que hayan faltado a la ley. Y esos mecanismos deben aceitarse para que se aplique a la propia justicia. Por hay algo más preocupante: hoy tenemos una unión de partidos de izquierda, de derecha, de centro, incluso al propio Bolsonaro, para inviabilizar el Lava Jato. Este movimiento esta accionando en conjunto contra aquellos que lideraron un proceso judicial histórico.
– ¿Todos contra Moro?
– Cuando Moro ingresó al gobierno federal, Bolsonaro dijo que iba a contar con toda la libertad. Pero hoy vemos que eso se va achicando. Y Moro está maniatado por las limitaciones impuestas.
– ¿Cree que Moro podría renunciar, en el mediano plazo?
– Eso no lo sé. Sí que hoy no tiene fuerza y no sé cómo consigue mantenerse en un lugar donde todos los días está más debilitado.
– Cómo va a compatibilizar su actividad política futura con su permanente compromiso ambiental?
– Creé un partido llamado Rede Sustentabilidade comprometido con el cambio de modelo para el desarrollo en siete dimensiones: económica, social, cultural, ambiental, ética, política y hasta mismo estética. Trabajamos mucho para fortalecer este partido. Es un partido que considero que aporta muchos aspectos de innovación política. No solo porque está conectado con la idea de un partido en redes, sino también por su programa. Y por comprender que es preciso innovar también en el espacio de la política. Tanto en la visión como en los procesos, como en las estructuras. La Rede es un partido que trabaja con la idea de las candidaturas independientes. Creemos que está surgiendo un nuevo sujeto político. Y este no es más dirigido por el partido, por los sindicatos y ni siquiera por las ONG. Menos por aquel antiguo líder carismático. Yo lo llamo como activismo autoral, un activismo de las personas.
– ¿No son estas actividades tan fragmentadas como vanas?
– Por eso creamos la Rede, para que esa fragmentación tenga un entorno activo dentro de un proyecto colectivo. Eso es lo que hace la diferencia. Sin proyecto colectivo no hay forma de transformar la realidad. Las tecnologías posibilitan que las personas participen de la actividad política de forma autoral. No quieren ser más espectadoras y sí protagonistas.