Nuevos abusos sexuales en Chile ocupan la atención de los pasillos del Vaticano

Nuevos abusos sexuales revelados a los enviados del Vaticano a Chile tensan la relación con la jerarquía católica. Ahora se trata del Caso Maristas. Una de las víctimas relató los hechos ante el enviado del Vaticano. Contó que era violado todas las semanas. También testificaron otros ex alumnos.

«Ésta no es una declaración formal, sino el encuentro de amigos que buscan lo mismo: la justicia», les dijo el arzobispo de Malta. La respuesta de los damnificados fue unánime: que los hechos llegaran a oídos del propio Papa Francisco. Tal como desafió el jefe del Vaticano al despedirse de su visita a Chile en los primeros días de 2018.

Detalles sobre los abusadores

Isaac Givovich, Jaime Concha, Jorge Franco y Gonzalo Dezerega, cuatro ex alumnos del Instituto Alonso de Ercilla, se encontraron con el delegado papal, Charles Scicluna. Todos ellos ofrecieron su relato acerca de los abusos sexuales padecidos en su paso por el establecimiento educacional perteneciente a la congregación de los Hermanos Maristas.

También estuvo presente el sacerdote español Jordi Bertomeu. Ofició como notario de los testimonios. Y anotó en el acta del encuentro que el enviado papal les indicó a los involucrados hacer uso del «derecho de denunciar civilmente», ante los tribunales, semejantes sucesos.

Encabezó la lista de oradores Isaac Givovich, hoy de 38 años. De hecho se ha convertido en el vocero del grupo de víctimas. Detalló que desde los seis años fue abusado por el hermano marista español Adolfo Fuentes. Y precisó que a los ochos años sufrió la primera violación a manos del religioso citado.

«A partir de entonces, las violaciones fueron una vez a la semana», situación que se extendió hasta el año 1991, cuando el religioso se fue del establecimiento.

El acusado Adolfo Fuentes «actualmente estaría en Bolivia, Cochabamba». Y aporto información sobre otros «tres agresores maristas: Abel Pérez, Luis Cornejo y Armando Alegría». Afirmo que «viven hoy enfrente a la Nunciatura, en Chile. Algunos de ellos han explicado los abusos como si se tratasen de juegos», citó.

Gonzalo Dezerega contó haber sido abusado y violado por Abel Pérez, quien tras cometer estos actos lo acusó de haberlo «hecho pecar». Los episodios se extendieron por un año y le generaron el «trauma de no querer ser padre».

Jaime Concha sostuvo haber soportado abusos frecuentes de los maristas José Monasterio y Abel Pérez. Los actos de Pérez se extendieron por tres años.