Pablo Cánovas, el chileno traductor de sánscrito. Es un abogado chileno de 55 años, al que le gusta llevar muchos sombreros. Pablo Cánovas, el traductor de la lengua milenaria.
Pablo Cánovas traductor
Pablo Cánovas no solo es un máster en economía y fiscalidad sino que también ha estudiado defensa, con especialización en la región europea.
También está desarrollando proyectos de energía limpia.
Es practicante de yoga desde los 18 años y todavía practica Sadhana todos los días.
Indófilo, no solo ha estudiado profundamente el Bhagavad Gita, sino que también ha estado dando conferencias sobre él durante la última década en varios centros de Yoga.
También participa en un grupo donde hacen yagyas (fuegos sagrados) y cantan mantras.
También es presidente de la Fundación Gita, fundada hace un año donde se dedican a difundir conocimientos sobre la India.
Pablo Cánovas habla de su fascinación por la India y su cultura.
– ¿Cuándo se dio cuenta de su pasión por la India?
– Mi primer contacto con la India fue a los 18 años, actualmente tengo 55. Mi hermano me trajo como regalo el libro Autobiografía de un yogui, de Paramahansa Yogananda. Lo leí con mucho interés, quedé fascinado y especialmente impresionado por sus historias de Benarés y el Himalaya y su insaciable intento de buscar a su maestro espiritual. Luego hubo un segundo libro decisivo, ‘La India secreta’ de Paul Brunton, me lo regaló la madre de un amigo, en ese libro, Brunton, relata su itinerario hasta que conoció a su maestro Ramana Maharshi, la búsqueda del maestro también me impactó, y como finalmente parece. A partir de ese momento quise conocer la India y comprobar por mí mismo las experiencias que esos autores relatan.
– ¿Cuándo fue la primera vez que visitó la India y qué le atrajo más?
– Fue en el año 2000, hace 20 años, siguiendo el comentario de varias personas que sugirieron que debería ir a ver a Sathya Sai Baba de Puttaparthi. Entonces, aprovechando los estudios que estaba haciendo en España, me enteré de una oferta de pasajes aéreos, a muy buen precio, así que traje los pasajes y viajé a la India, al Ashram de Sai Baba de Sathya. El lugar era hermoso y limpio, y era la primera vez que me encontraba cara a cara con lo que los indios llaman un maestro, fue una experiencia impactante para mí como si el tiempo se hubiera detenido, estaba grabado en mi memoria. En ese Ashram, vendieron diferentes libros indios, así que compré varios. Allí comencé a leer el Ramayana y traje el famoso Bhagavad Gita. A partir de ese momento comencé a conocer la literatura india, una filosofía diferente a la occidental,
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