Paraguay, eje del tráfico de cocaína en América Latina. En América Latina un pequeño país sin salida al mar está cada vez más azotado por los narcos de la cocaína: Paraguay.
Paraguay cocaína América Latina
La geografía del Paraguay y sus débiles instituciones favorecen el tráfico de drogas, particularmente el de la cocaína. El crimen organizado prolifera en paralelo, y las repercusiones sociales son sensibles, especialmente entre los jóvenes en América Latina.
En una tragedia que sacudió a toda la nación, el 10 de mayo, Marcelo Pecci, fiscal especializado en crimen organizado, narcotráfico, lavado de activos y financiamiento del terrorismo en Paraguay, fue asesinado ante la mirada de su esposa, en la playa de una isla colombiana donde pasaron su luna de miel.
En Twitter, el presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, condenó este «cobarde asesinato» y aseguró redoblar su «compromiso con la lucha contra el crimen organizado».
El caso demuestra la creciente influencia de las armas y las drogas en el país, hacia el cual convergen con total impunidad toneladas de cocaína provenientes de Colombia y Bolivia, antes de partir, una vez transformadas, hacia Brasil, Uruguay y luego Europa por vía marítima.
Situación
La droga no es nueva en este país, donde la marihuana se cultiva desde la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989). Pero su papel como centro se ha desarrollado más recientemente, acompañado por el aumento de la corrupción y el crimen organizado.
Frente a estos diversos flagelos, el Estado lucha por implementar medidas efectivas, sobre todo porque los propios miembros de la clase política son corruptos y el narcotráfico toma el control de varias instituciones públicas. En la mayoría de las ciudades paraguayas, la violencia está aumentando, especialmente entre los jóvenes.
Pedro Juan Caballero
En Pedro Juan Caballero, de 120.000 habitantes, en la frontera con Brasil, la tasa de homicidios subió en 2020 a más de 70 por cada 100.000 habitantes, una cifra diez veces superior a la media nacional.
Dominique Demelennes, doctora en sociología, trabaja desde hace varios años en Paraguay en el campo de las políticas públicas y la educación. Su pedido de ayuda y cooperación internacional es una esperanza.