Patrick Hamilton, artista chileno expone en Buenos Aires. Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires presenta El ladrillo, muestra del artista conceptual chileno Patrick Hamilton.
Patrick Hamilton Buenos Aires
El 24 de junio inaugura en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires la muestra El ladrillo, una mirada crítica y provocadora del prestigioso artista conceptual chileno Patrick Hamilton sobre el modelo neoliberal. Ese mismo día inaugura también La nueva imaginación del artista popular Lido Iacopetti.
Patrick Hamilton es uno de los artistas chilenos que cuenta con mayor presencia en la escena internacional. Nacido en Bélgica en 1974, vive y trabaja entre Madrid y Santiago de Chile. Es Licenciado en Artes por la Universidad de Chile, en 2007 recibió la Beca Guggenheim y su obra ha sido presentada en instituciones de todo el mundo, entre las que se destaca la instalación realizada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid (2019).
En El ladrillo, la muestra que se presentará en el MACBA, proveniente de México, Patrick Hamilton cuestiona el modelo económico-político impuesto en Chile por Augusto Pinochet y reflexiona sobre su impacto cultural y social en los años posteriores. En las obras que estarán presentes en la exposición, existen referencias a la historia social y económica, a la memoria colectiva y a los movimientos artísticos como el constructivismo ruso, el neoplasticismo, el arte conceptual latinoamericano de los años setenta y ochenta, el minimalismo y el arte povera (arte pobre).
El ladrillo
La exhibición tiene como hilo conductor el libro de política económica El ladrillo, en el que se establecieron las pautas del sistema de libre mercado que fue implementado en Chile por la dictadura militar. El texto fue escrito a principios de los años 70 por un grupo de economistas chilenos que fueron alumnos del Premio Nobel de Economía Milton Friedman en la Universidad de Chicago.
En sus páginas, los “Chicago boys” plantean las radicales medidas económicas que, al modo de un antídoto, debían curar a la sociedad chilena del sueño socialista, entre ellas la apertura total de los mercados, la baja de aranceles e impuestos, la reducción del gasto público y el fomento de las privatizaciones de bienes y servicios por parte del estado.
Bajo la aparente formalidad de los trabajos, el artista introduce procedimientos y elementos que remiten a la memoria colectiva, como por ejemplo, la de los movimientos sindicales en el caso de la escultura Pirámide invertida, pintadas en rojo y negro; las pinturas/collages hechas con lija y elaboradas de manera mecánica y repetitiva al modo de un albañil que construye un muro o pavimento.
En el texto curatorial “El ladrillo. De la utopía de la forma a la distopía del orden neo liberal”, Rodrigo Alonso afirma “en el trabajo del artista chileno, forma y geometría nunca aparecen ´puras´. Por el contrario, se hallan asociadas a materiales, objetos, estructuras, informaciones, e incluso, a referencias artísticas y extra artísticas que las contaminan. Hamilton califica a su trabajo de ´abstracción sucia y proletaria´, aunque a primera vista la pulcritud de su realización pareciera contradecirlo”.
Lido Iacopetti
“Quisiera dar al mundo millones de Imágenes Pictográficas como ofrenda de PAZ, de AMOR, de ALEGRÍA, para contribuir con ello al logro de una verdadera e imperecedera justicia social, dado que una no existe sin la otra” Lido Iacopetti, 1973.
Lido Iacopetti nació en 1936 en San Nicolás, Provincia de Buenos Aires, pero en 1958 se radicó en La Plata donde estudió y vive actualmente. Durante los ´60, colaboró con “Diagonal cero”, la revista experimental creada por Edgardo Antonio Vigo. Realizó exposiciones individuales en diversas instituciones de Buenos Aires entre las que se destacan la mítica galería Lirolay, epicentro de la vanguardia porteña de la primera mitad de los 60 o la galería Carmen Waugh.
Sin embargo, en los setenta Lido decidió alejarse de los circuitos porteños y en vez de exponer en grandes museos o galerías de moda, realizó exhibiciones en espacios no tradicionales como la Rotisería Carioca, Joyería y Relojería Núñez, Muebles Norte, Gong Sport, Óptica La Plata, Zapatería Carlos, Restaurant La Parrilla entre otros comercios de la ciudad.
El interés de Lido por democratizar el acceso a su obra se mantuvo constante a lo largo de toda su carrera. Los almanaques conviven en las casas de todos aquellos que compran un calendario y, de esta manera, Lido pudo hacer del arte un verdadero hecho popular: “plasmar el símbolo universal que nos represente a TODOS, sin sectarismo ni divisionismo, sin avasalladores ni avasallados; sin explotadores ni explotados. Crear un mundo donde la armonía interna del ser se identifique con el cosmos, porque esa identificación permite la comprensión y cuanto más se comprende más se ama” (Iacopetti, 1973).