Salmón cultivado, la segunda exportación de Chile. En 2017 el salmón fue la segunda exportación más grande de Chile, después del cobre. Reportó ingresos por 3.9 mil millones de dólares.
Salmón cultivado
El salmón se ha convertido en parte de la dieta diaria del mundo. Después del atún, el salmón y la trucha representan la mayor porción en valor, y la segunda más grande por tonelaje, de un mercado mundial de pescados y mariscos y agua dulce por un valor estimado de 155 mil millones de dólares. Las piscifactorías produjeron 2,25 millones de toneladas métricas de salmón del Atlántico en 2016, en comparación con solo 300 mil toneladas en 1993.
El cultivo del salmón fue introducido a Chile en la década de 1980 por la dictadura militar, apostando por las similitudes climáticas y geográficas entre Chile y Noruega, pionera en acuicultura. Los fiordos de la costa sur del Pacífico ahora están llenos de jaulas cilíndricas, y Chile produce el 23.6 por ciento del suministro mundial de salmón. Exporta alrededor de dos tercios de su producción, principalmente a Estados Unidos, Japón y Brasil.
Las personas más directamente afectadas viven en la población de Kawésqar, descendiente de pescadores nómadas indígenas que navegaban en canoas por las costas patagónicas hasta que se establecieron a mediados del siglo XX. Las 12 comunidades Kawésqar reconocidas por el estado (desde 1993) fueron consultadas antes de la creación del Parque, pero cuatro se negaron a respaldar el proyecto porque la designación propuesta como «zona marina costera de usos múltiples» era inadecuada.
«El mar es una parte integral parte de nuestra cosmogonía «, dijo Leticia Caro, vocera de las comunidades rebeldes. «Tenemos el deber de cuidar el medioambiente marino. Este parque usurpa el nombre de Kawésqar y entrega el mar a los productores de salmón», expresó.
Su padre, Reinaldo Caro, un pescador de aguas profundas de unos 70 años, dijo que las capturas están disminuyendo: «Nos lleva un día entero atrapar lo que solíamos atrapar en una hora y media». Culpó a las granjas: «El mar alrededor de las salmoneras está muerto. El desperdicio que producen cae al lecho marino. Aquí las aguas solían ser limpias. Lo peor es que si atrapamos salmones que se escaparon de las granjas y los vendemos, nos multan porque todavía pertenecen a las granjas». Este julio, 690 mil salmones rellenos con antibióticos escaparon de una granja.
Las ONG en Santiago confirmaron su historia. Liesbeth van der Meer, vicepresidenta de Oceana Chile, una ONG de conservación marina, dijo: «Los piscicultores solo están interesados en hacer crecer sus negocios; nunca se detienen a considerar lo que el ecosistema puede soportar».
La coordinadora de Greenpeace Chile, Estefanía González, dijo: » Magallanes tiene ballenas y pingüinos. Calculamos que el agua en los fiordos tarda 30 años en renovarse por completo. ¿Por qué establecer una industria contaminante en un ecosistema tan frágil?»
Este abril, los Kawésqars obtuvieron una primera victoria: para gran disgusto de los granjeros, lograron que las aguas del parque nacional fueran sometidas a la ley Lafkenche de 2008, que reserva áreas marinas costeras para el uso de los pueblos indígenas. Hasta que las autoridades gubernamentales se hayan pronunciado sobre esto, lo que podría llevar varios años, se ha suspendido el 80 por ciento de las solicitudes de concesión de piscifactorías en Magallanes.