Siria: inminente ataque estadounidense. Hay una tensión dinámica en cada organización. Incluso una Casa Blanca bien dirigida tiene relámpagos de conflicto e incluso caos. Aún así, la Casa Blanca Trump parece ser el ejemplo de libro de texto de la disfunción. Cumplir las promesas de la campaña de Donald Trump ha demostrado ser una tarea muy difícil.
Quizá la incoherencia más llamativa de esta administración ha sido el papel y la actitud de Estados Unidos hacia Siria. El 29 de marzo, Trump declaró inequívocamente que quería que sus tropas salieran de Siria «muy pronto». Mientras tanto, varios altos oficiales incluido el general del ejército Joseph Votel, señalaron que, de hecho, «la parte difícil ya está hecha y frente a nosotros. Eso estabilizó las áreas de conflicto. Ha permitido que las personas vuelvan a sus hogares».
Esta no es la primera vez que un pronunciamiento extemporáneo de Trump parece estar en desacuerdo con las opiniones de los altos funcionarios. Pero nunca una administración ha sido tan consistentemente inconsistente en asuntos de seguridad nacional.
Siria y la agenda dislocada de Trump
Poco después del comentario de Trump sobre dejar Siria, el presidente Bashar al-Assad supuestamente mandó a morir a decenas de sirios. Trump respondió tácitamente incumpliendo su promesa de retirarse de Siria. Y anunció que se reuniría con sus generales para «tomar algunas decisiones importantes en las próximas 24 a 48 horas».
Si la historia sirve de guía, es probable que Trump lanzará ataques con misiles contra unos pocos puntos sirios. Después de todo, esta semana marca casi exactamente un año desde que Trump lanzó 59 misiles crucero Tomahawk en Siria, en respuesta a otro ataque con armas químicas. Lo más probable que Assad haga caso omiso de tales acciones. Y que continúe con sus atrocidades, de forma muy similar a como lo hizo desde que comenzó la insurrección hace siete años.